Desarrolle actividades placenteras que le permitan sentirse
bien, invierta en usted mismo, en su educación y en su formación, dedique buena
parte del tiempo al entretenimiento con sus seres queridos. Gaste el dinero necesario
en cumplir con la realización de sus propios sueños, ya sea, haciendo el viaje
que siempre ha soñado, dedicándose a estudiar lo que siempre ha querido, o haciendo
algo por los demás de forma sincera y desinteresada. Todos esos detalles suman
a la hora de contabilizar su riqueza espiritual.

Si usted solo se preocupa por atesorar bienes materiales, para tener y aparentar,
la gente terminará convirtiéndolo en su objeto, lo verán como un cajero automático.
Cada vez que se refieran a usted dirán: el que TIENE, más no: “el que ES”. Mientras
necesiten su ayuda, se acercarán a contemplarlo y a engrandecerle su ego y el
día que usted no tenga como ayudarles, lo alejarán. El verdadero afecto y la
relación sincera se construyen a partir del SER. La familia sana es incondicional,
el amor verdadero y la amistad sana se fundamentan en el SER y un amigo sincero
nunca se aleja por dinero.

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